
La psicología de un adicto: Carl Jung
Dices que quieres dejarlo. Que ya no tiene sentido seguir. Que lo has intentado todo: fuerza de voluntad, promesas, terapia, incluso el aislamiento. Pero algo te empuja de nuevo al mismo sitio. Como si una parte de ti no quisiera soltarse.
¿Qué está realmente mal conmigo? ¿Por qué sigo destruyéndome si quiero vivir?
Lo que nadie te dijo o tal vez nadie supo explicarte es que la adicción no es solo un mal hábito. No es simplemente una falta de disciplina. Según Carl Jung, uno de los psicólogos más influyentes del siglo XX, la adicción es un grito del alma. Una búsqueda espiritual disfrazada. No estás roto. Estás buscando algo que todavía no has encontrado.
Yo estoy aquí para ayudarte a ver tu historia desde otra perspectiva. Una más profunda. Una que no juzga, sino que entiende. En este artículo vas a descubrir cómo veía Jung la adicción, qué papel juega el inconsciente en tu comportamiento, y por qué quizá lo que necesitas no es “curarte”… sino encontrarte.
¿Qué es la adicción para Jung?
Para Carl Jung, la adicción no era simplemente un comportamiento destructivo o una debilidad personal. Era un síntoma. Un signo de que algo más profundo dentro del ser humano está fuera de equilibrio. Jung veía al adicto no como alguien roto, sino como alguien en busca de sentido, alguien que ha perdido conexión con su alma.
La adicción es, en esencia, una búsqueda desesperada de redención espiritual — Carl Jung
Jung observó que muchas personas atrapadas en la adicción no eran simplemente impulsivas o perezosas. Al contrario, muchas tenían una sensibilidad aguda, una carga emocional profunda y una necesidad intensa de significado. El problema era que, en lugar de encontrar esa conexión espiritual de forma sana, la buscaban en la sustancia.
Desde esta mirada, el alcohol, las drogas, el juego o cualquier conducta compulsiva no son el verdadero problema. Son intentos fallidos pero humanos de llenar un vacío interno. Ese vacío es lo que Jung llamaba “la pérdida del alma”.
La sustancia o conducta adictiva se convierte en una especie de sustituto de Dios, una solución temporal a una crisis existencial.
Esto no significa que la recuperación sea solo espiritual. Pero sí implica que si no abordas esa sed de sentido, ese dolor profundo que hay detrás, probablemente solo cambies de adicción sin sanar de verdad.
La sombra y el yo fragmentado
Jung hablaba de la sombra como esa parte oculta de nosotros mismos: nuestros traumas, miedos, deseos reprimidos y todo lo que no queremos admitir. El adicto muchas veces es alguien que ha vivido demasiado tiempo negando su sombra. No porque quiera, sino porque nadie le enseñó a mirarla de frente.
Cuando negás tu sombra, esta encuentra la forma de salir. Y a veces lo hace en forma de compulsión. De necesidad de escapar. De rabia disfrazada de dependencia. La adicción puede ser una estrategia inconsciente para silenciar ese caos interior.
El proceso de sanación, según Jung, no es eliminar la sombra. Es integrarla. Reconocer tus heridas sin dejar que te controlen. Ser consciente de lo que duele, de lo que temés, y aprender a estar con eso sin huir.
El inconsciente y el símbolo de la sustancia
Para Jung, toda conducta adictiva tiene una carga simbólica. El alcohol, por ejemplo, no es solo una bebida. Representa algo: evasión, valentía, libertad, olvido, incluso conexión espiritual. Lo mismo ocurre con las drogas o cualquier otro objeto de adicción.
Cuando consumes, no estás simplemente satisfaciendo un impulso. Estás, sin darte cuenta, activando un símbolo interno. Estás intentando entrar en contacto con algo que tu alma necesita: alivio, expansión, desconexión o trascendencia.
Pero como todo símbolo mal encauzado, se vuelve contra ti. Y entonces, en lugar de acercarte a tu verdad, te atrapa en un ciclo de dependencia.
Jung y Bill Wilson: El nacimiento de Alcohólicos Anónimos
Uno de los cofundadores de Alcohólicos Anónimos, Bill Wilson, fue influenciado profundamente por una carta de Carl Jung. Jung había tratado a un paciente alcohólico llamado Roland H., a quien le dijo que su caso solo podía salvarse mediante una “experiencia espiritual o religiosa genuina”.
Esto no era una condena, sino una puerta. Jung no hablaba de religión en términos dogmáticos, sino de una transformación interior profunda. Roland encontró esa experiencia en el Grupo Oxford, y más tarde fue parte de los primeros círculos que dieron origen a AA.
El espíritu del vino no es solo una metáfora. Es una forma fallida de buscar el Espíritu verdadero.— Carl Jung
¿Qué implica esto para ti?
Si estás luchando con una adicción, quizás esto te resuene: no es que seas débil. Es que estás buscando algo. Algo que aún no has podido encontrar en el mundo “normal”.
- ¿Qué está intentando decirme esta adicción?
- ¿Qué parte de mí no he querido mirar?
- ¿Qué símbolo representa para mí esta sustancia o conducta?
- ¿Qué necesito encontrar, más allá del placer inmediato?
Conclusión: La adicción como llamada del alma
Carl Jung no te veía como alguien roto. Te veía como alguien que ha perdido contacto con lo esencial. Como un buscador atrapado en caminos que no llevan a casa.
Tal vez no se trate de vencer tu adicción. Tal vez se trate de escuchar lo que tu alma quiere decirte a través de ella. Porque ahí, justo donde más duele, es donde también empieza la posibilidad de volver a ti mismo.
“No estás roto. Estás en busca de sentido”
Entrada escrita por Zona Cero CDMX | Publicada con fines informativos y de cuidado colectivo.
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