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POSE: la serie que nos enseñó a vivir, resistir y brillar

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¡The category is... Live... Work...Pose!

Hay series que entretienen. Otras que conmueven. Y luego está POSE, que no solo hizo historia en la pantalla: la reivindicó, la gritó, la caminó en tacones. Porque no es solo una serie: es una memoria viva de lo que significa ser queer, pobre, racializadx y valiente en un mundo que muchas veces nos quiso borrar.

En plena celebración del PRIDE en CDMX, entre banderas en la Glorieta de las y los desaparecidos y drags deslumbrando en Reforma, recordar POSE es también hacer memoria colectiva. Es mirar atrás, para seguir resistiendo. Porque en cada capítulo, esta serie nos recuerda una verdad urgente: ser tú mismx, en ciertos cuerpos, contextos y colores, sigue siendo un acto radical.

En esta entrada vas a descubrir por qué POSE fue más que una revolución en la televisión: fue un altar, una protesta y una fiesta para quienes el mundo nunca quiso ver. Y por qué, aunque terminó, POSE sigue viva en cada marcha, en cada casa, en cada vogue.

Bienvenidxs al ballroom

POSE nos lleva al Nueva York de los años 80 y 90, en plena crisis del VIH, en un mundo donde ser trans, ser pobre y ser racializadx era literalmente una sentencia de muerte. El ballroom, un espacio seguro para personas LGBT en riesgo de exclusión social así como otros peligros (creo que eso no ha cambiado), es donde los personajes se reúnen para celebrar su diversidad pero también para desafiarse los unos a los otros en competiciones de baile. Pero también era el momento en que las casas del ballroom como Evangelista, Abundance y Wintour nacían para dar refugio, protección, amor y —por qué no— glamour.

Porque lo queer siempre ha sabido convertir la precariedad en arte. Y POSE nos lo recordó con cada pasarela, con cada categoría, con cada “ten, ten, ten across the board!”.

No solo representación: reparación

Algo que distingue a POSE de muchas otras series LGBTQ+ es que no solo incluye personajes trans —les da el protagonismo total. Actrices trans interpretando a mujeres trans. ¡Revolución! Ver a Blanca (Mj Rodriguez), Pray Tell (Billy Porter), Angel (Indya Moore) o Elektra (Dominique Jackson) no era solo ver una serie: era ver la historia viva de quienes siempre han estado al frente de la lucha y rara vez han sido escuchadas. Merecen existir, merecen brillar bajo los reflectores.

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¿Y qué tiene que ver con CDMX?

Mucho. Porque aunque la serie esté ambientada en Harlem, en la capital chilanga también hay casas de vogue, historias de sobrevivencia, también hay trans sin acceso a salud, cuerpos que marchan. Ver POSE desde CDMX es ver un espejo lejano pero familiar: un espejo que aún late, que aún exige y que nos llama a la acción.

PRIDE: más allá de la lentejuela

POSE no evitó retratar la crisis del VIH, transfobia, pobreza, exclusión laboral y maternidades queer. Cada historia personal —como el funeral de Pray Tell o la adopción de Lil Papi por Blanca— se convirtió en espejo emocional de una época que aún vive hoy.

POSE —igual que Queer as Folk— nos recuerda que el orgullo no es solo fiesta. Es duelo, es resistencia, es recordar a quienes ya no están. Este junio, cuando salgas a la calle con glitter y pancarta, recuerda también a las Blancas y Pray Tells de nuestra ciudad.

Porque en cada historia trans que se cuenta, en cada nombre que se grita en la marcha, en cada vogue en la calle Regina… POSE sigue viva.

Si no la has visto, ¿a qué esperas?

POSE es una clase magistral de historia LGBTQ+, belleza estética, política de la resistencia y —por encima de todo— humanidad. El voguing, nos recuerda cómo el cuerpo se expresa con movimientos angulares, geométricos y estilizados, no con las palabras. Es más que una forma de vida: es un acto de resistencia queer negra.

🏳️‍⚧️ Sigue leyendo, sigue brillando

El Pride en CDMX es más que un festejo: es una forma de resistir con alegría, de no olvidar, de abrir paso a quienes vienen. Esta entrada es un homenaje a las historias que nos atraviesan, a los nombres que merecen ser gritados y a cada cuerpo que baila en libertad.

Que el orgullo no es solo lentejuela. Es duelo, es memoria, es resistencia y es familia elegida. Esta producción nos recuerda que el PRIDE no empezó con un desfile: empezó con una revolución vital.

Si POSE te tocó el corazón, compártelo. Y si aún no la ves, hazlo esta semana. Tal vez, como a nosotrxs, te ayude a recordar que cada pasarela puede ser un acto político.

🖤🏳️‍⚧️ Desde Zona Cero CDMX te abrazamos fuerte.

Entrada escrita por Zona Cero CDMX | Publicada con fines informativos y de cuidado colectivo.

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